«(Toda) una noche bailó entre besos pegados, ojos cerrados peinando el viento…
Hoy que no sale el Sol estoy perdiendo y desmintiendo sus caricias.»
Ayer soñé que toqué una luz, una nube, un cielo azul;
Y supliqué a Dios una poesía, una melodía, bebí un letal veneno a tu salud.
Una copa de vino, una alcoba, unas velas,
un abrazo, un suspiro, un cuento de caballero y doncella.
Que tu ropa es mi coraza grita mi seca garganta,
y tu voz es no se que,
robarle la sal a la mar y al alma.
Y perfumar la Luna, que seas tú o ninguna,
con el aura (blanca) de tu bondad, del alba.
Que se me parte el corazón,
¡qué se yo, qué se yo! Ni quiero saber de este loco y fiel amor,
que se me escapa el alma,
¿creyendo en lo nuestro? Solo, en mi vieja habitación.
Porqué esperar sin decisión,
a ese último momento,
cuando no queda tiempo,
para decir “te quiero”.
Pa’ imaginar una razón,
y escribir los versos,
que te regala un necio,
vaciándolos al viento.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que lloro sin perdón,
déjame que sea tu ola,
tú una simple amapola,
que crece en mi piel
y en la orilla estuvo sola.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que canto esta canción,
que después de ti no hay na’,
niebla en la ventana está,
que mañana brillará,
el Lucero de tu alma.
Recordé,
el recuerdo de aquel atardecer,
donde nos unimos hasta la noche, sin reproche, y tal vez se me note,
pero prefiero estar muerto enamorado,
que vivo sin ti.
Avivé,
en un charquito tus lágrimas,
que recogieron las estrellas,
que yo lloré por ellas,
náufrago a tu vera,
perdida en un bosque, entre los árboles, estaba mi cometa.
Te echo de menos, maldita ida,
y si somos de la misma condición,
porqué seguir la vida,
si este gris invade no tener tu pelo, tu rostro, tu cuerpo y tu amor.
Y si no quieres verme triste,
te prometo olvidar la melancolía,
pero guárdame tú a mí,
en buen lugar el corazón, niña mía.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que lloro sin perdón,
déjame que sea tu ola,
tú una simple amapola,
que crece en mi piel
y en la orilla estuvo sola.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que canto esta canción,
que después de ti no hay na’,
niebla en la ventana está,
que mañana brillará,
el Lucero de tu alma.
Entre cartones envuelto,
pintando un sentimiento,
sin obtener escarmiento,
del dolor, de amar tan lento.
“Ya es tarde mi amor”,
dime si mañana volverás,
no te marches corazón,
que si ti no nacerá,
otro de esos atardeceres,
otra Luna, y tu sinceridad.
Campana sobre la verdad.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que lloro sin perdón,
déjame que sea tu ola,
tú una simple amapola,
que crece en mi piel
y en la orilla estuvo sola.
Hoy que no sale el Sol,
(hoy) que canto esta canción,
que después de ti no hay na’,
niebla en la ventana está,
que mañana brillará,
el Lucero de tu alma. Quiéreme y anda.
‘THIRTY’, 17 de enero de 2003, publicado originalmente para el blog ‘El Constante Devenir‘.